Te das cuenta que cuando entras a un proceso de entrenamiento de parte del Señor pareciera que mientras lo atraviesas hay muchas subidas, bajadas, curvas y lo que parecen ser puertas cerradas.
Vas caminando como mejor entiendes y hasta donde has comprendido, confiado en que el Señor está contigo en todo el trayecto. Es de esperarse que en medio del embate, justo cuando piensas que todo se va a resolver, resulta que no y esto pasa una y otra vez en el trayecto.
No te desanimes cuando veas todas las puertas cerrarse y aunque esto es quizás más fácil hablarlo que vivirlo, lo digo desde la experiencia. Lo que estás atravesando es precisamente lo que está provocando que tu fe sea cultivada y fortalecida en ti. Todas esas puertas cerradas, todos esos túneles sin aparente salida, todos los no, todas esas decepciones que muerden la esperanza, son las que te hacen fuerte si te llevas del consejo de, “Confía en en el Señor no importa lo que veas, sientas o experimentes; no importa las tantas veces que pensaste que ya se terminaría pero no”.
Se fuerte y se valiente porque “el Señor no deja caído a un justo para siempre”, solo lo necesario para sacar músculos de Fe en ti. Luego vendrá la risa y el gozo de un corazón transformado lleno de agradecimiento al Señor aun por esos exámenes vividos.
Mientras más cedas a los tratos del Señor más fácil se hace atravesarlos. Recuerda que al obediente siempre le llega el día del deseo cumplido, solo hay que esperar con paciencia, aprender todo lo que puedas en el camino incluyendo de los errores que vas a cometer y siempre estar abierto a la enseñanza con una actitud humilde.
“La esperanza frustrada aflige al corazón; el deseo cumplido es un árbol de vida.”
Proverbios 13:12
Jireh Gerch