Esto me dijo el Señor:
“Cuando un corazón está contaminado lo que sale de él es como un bocado que sabe a muerte”.
Examina tu corazón, presta atención de quién estás comiendo, a quién le estás dando tu atención y frente a quién estás bajando la guardia de tu corazón.
Asegúrate que el alimento que comes no esté adulterado. No todo lo que brilla es oro. No todas las perlas son genuinas.
“Por lo tanto, desechen toda clase de maldad, todo engaño e hipocresía, envidias y toda clase de calumnia. Busquen, como los niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por medio de ella crezcan y sean salvos, si es que han probado ya la bondad del Señor.”
1 Pedro 2:1-3 RVC
¿Y cómo saber que una fuente está contaminada?
La palabra dice “Por sus frutos les vas a conocer”. Si lo que hablan no concuerda con sus acciones, actitudes e intenciones eso es una voz de alarma.
Si la fuente no le da la gloria al Señor en todo, más tiene sed de poder o control es también un indicador de una fuente de aguas negras. Si el deseo de esa fuente no es ver avanzar los planes del Padre y más bien lo que que hace es avanzar sus propios planes entonces ojo con eso. Si hay maltrato, opresión y muerte de los corazones por pecado y negligencia de la fuente, entonces atentos.
Dios ama la justicia y el derecho y estas cosas aborrece:
“Hay seis, y hasta siete cosas que el Señor detesta con toda el alma: Los ojos altivos, la lengua mentirosa, las manos que derraman sangre inocente, la mente que maquina planes inicuos, los pies que se apresuran a hacer el mal, el testigo falso que propaga mentiras, y el que siembra discordia entre hermanos.”
Proverbios 6:16-19 RVC
Estos versos nos señalan para detectar la condición de la fuente tanto personal como la que estás dejando entrar a tu territorio
Este es un tiempo de estar alertas porque estamos transicionando a una nueva era llena de planes innovadores de parte de Dios y tenemos que asegurarnos que estamos conectados al lugar y a las fuentes correctas.
“Cuida tu corazón sobre todas las cosas porque de él mana la vida” dice la Palabra. Esto es de suma importancia porque lo que ya has avanzado, aquello que has recorrido, que has aprendido a puro proceso, no puedes descuidarlo y dejar que se eche a perder. Cuida lo que entra en ti, mantén lo que ya has logrado y sigue caminando al supremo llamamiento, amando en humildad, obediencia y sabiduría.
“»Nadie esconde la luz que se enciende, ni la pone debajo de un cajón, sino en el candelero, para que los que entran vean la luz. La lámpara del cuerpo es el ojo. Cuando tu ojo es bueno, también todo tu cuerpo está lleno de luz; pero cuando tu ojo es malo, también tu cuerpo estará a oscuras. Ten cuidado, no sea que la luz que hay en ti resulte ser oscuridad. Así que, si todo tu cuerpo está lleno de luz, y no participa de la oscuridad, será todo luminoso, como cuando una lámpara te alumbra con su resplandor.»”
San Lucas 11:33-36 RVC
Mantén tu fuente pura. Procura que el agua que corre dentro de ti no se contamine. No puedes hacerlo solo, la única manera es pegarte todos los días de la fuente suprema, la Vid verdadera, Cristo Jesús. Él guiará tus pasos y “te llevará por sendas de justicia por amor de su nombre”. Si te despegas de la fuente Verdadera corres peligro de ser engañado por lobos rapaces que solo andan buscando a los débiles para arrastrarlos a participar de su maldad. No les des el gusto, busca a Dios!
Oración:
Señor enséñame a guardar mi corazón, muéstrame el camino por donde debo andar y dirígeme a las fuentes de las que puedo beber. Aquellas que solo brotan aguas puras que salen directamente de tu trono. Lléname de tu manantial para poder ser una fuente que da agua pura al sediento. Amén.
Jireh Gerch
Jireh Gerch 