¿Quieres ver a una persona que avance súper rápido? Ese es aquel que oye más de lo que habla, el que acepta la corrección y aunque le duela decide analizar lo que el Señor le está diciendo.
Estas son personas que avanzan aceleradamente. Desarrollan un sentido de la humildad impresionante porque reconocen que no tienen tiempo ni siquiera de pensar que se lo saben todo, mas entienden que mejor es absorber lo que el Señor Dios les regala, en sabiduría, revelación, corrección o guianza para llegar a ser mejores cada día.
Claro que ninguna disciplina nos pone alegres al momento de recibirla, sino más bien tristes; pero después de ser ejercitados en ella, nos produce un fruto apacible de justicia.
Hebreos 12:11
El Señor anda buscando corazones dispuestos. Fíjate que dije dispuestos y no perfectos. Corazones que le den a El un sí sin condiciones y acceso total.
Dios está en el negocio de llevar a sus hijos a la madurez. Que dejen de tomar leche y pasen a comer alimentos sólidos. No puedes quedarte estancado solo porque el orgullo te domina. Permítete confrontarte a ti mismo, decide ser diferente y dejarte dar forma.
Recuerda que somos esclavos de todo lo que nos domina. Dios quiere liberarte de la esclavitud y todo lo que te tiene pisado. Cada vez que te corrige es en un esfuerzo de sacarte de una cárcel que te ha mentido y te ha mantenido paralizado por mucho tiempo.
Dichoso aquel a quien Dios corrige! Así que agradece la corrección del Todopoderoso.
Job 5:17
“Hijo mío, no desdeñes la corrección del Señor; no te sientas mal cuando te reprenda. El Señor corrige al que ama como lo hace el padre con su hijo amado.”
Proverbios 3:11-12
“El malvado muere por falta de corrección, y pierde el rumbo por su inmensa locura.”
Proverbios 5:23
Acatar la corrección conduce a la vida; desechar la reprensión es perder el camino.
Proverbios 10:17
Un corazón enseñable llega lejos.
Dile al Señor hoy:
Padre enséñame a ver tu corrección con ojos de reino. Ayúdame a ser flexible y a no desperdiciar mis años en rebeldía. Yo sé que muchas veces me enojo cuando me corriges ya sea directamente, a través de alguien o de alguna circunstancia; perdóname. Yo quiero aprender y ser humilde, pon en mi un corazón de carne y quita todo lo que está endurecido. En el nombre de Jesús.
Sean todos muy bendecidos.
Jireh Gerch